OPINIONES


foto: Consuelo Bautista


1. Artículo central del "Dossier Macromassa"

Fanzine Amano nº 3 (formato mail-art). Industrias Mikuerpo, 1996.


¿Fue la fuerte nevada que sorprendió a Juan Crek y Victor Nubla entre Cuenca y Teruel el 15 de abril de 1976 la que inspiró a éstos el nombre de Macromassa para su proyecto de vanguardia musical? Es muy probable, en la medida en que es ésta la primera experiencia evocada en su crono-biografía artística. Pero para comprender su música no hay que situarse en la superficie despejada de formas de los paisajes nevados, sino en la tormenta que sacudía el presente de aquellos jóvenes barceloneses desligados en aquel momento del régimen urbano de existencia y partícipes de un proceso histórico nacional en que la creación de alternativas culturales resultaba tan necesaria como después ha demostrado su carencia. Porque desgraciadamente el caso de Macromassa es un caso aislado de experimentación honrada y de generación de cauces propios para la creación y distribución de ideas, así como de inexplicable supervivencia artística subterránea: llevan ya 20 años que atraviesan de parte a parte la modernidad española sobreponiéndose a modas y derivas culturales y manteniendo una absoluta coherencia en su evolución. Aquel proyecto inicialmente musical derivó en multitud de actividades multimediáticas, edición de papeles, libritos, programas de radio, performances, etc... que han convertido el inicial proyecto Macromassa en un taller diverso de cultura alternativa a todos los niveles.

El grupo Macromassa, cuyo núcleo duro estuvo constituido en un principio por Juan Crek y Víctor Nubla, realiza sus primeros conciertos en Barcelona, en las míticas salas Magic y L'Orquidea. La aparición de estos jóvenes inquietos por experimentar con los materiales y las novedades técnicas que empezaban a llegar a España choca con una regimentación del deleite estético ligada al subdesarrollo cultural del franquismo, desinformada respecto de las vanguardias, y por el pandominio productivo de la cultura antifranquista, con su discurso social mal asimilado y tendente a la producción de falsa conciencia democrátíca en artistas y público. En sus orígenes, las propuestas de Macromassa hallaron mejor proyección en el extranjero y en ciertos círculos demasiado localistas. Su primer E.P "Darlia Microtónica", grabado en directo en Magic en 1976, no se edita hasta 1978 en 500 ejemplares numerados que harán historia. Es después de esta edición, y tal vez respondiendo a la necesidad de emitir sus producciones sin las restricciones que imponen las grandes agencias y discográficas a los músicos, cuando crean la oficina de autodifusión UMYU, y casi como consecuencia de ello amplían sus actividades a los terrenos del cine y la literatura con la edición del librito "Ciertamente, Cuando y Por qué" y el rodaje de la película con el mismo título.
También empiezan a editar el fanzine "Periódicodenadamásunahoja", que sacaría 47 números hasta desaparecer en diciembre de 1980. Participan también en programas de radio oficial y clandestina y en grabaciones colectivas.
1980 es un mal año para el proyecto Macromassa. Junto a la edición del L.P. "El concierto para ir en globo" se producen abandonos (Antonio Graña), robo del material técnico del grupo y desaparición de su publicación. El núcleo duro del grupo se dispersa en otros proyectos: Víctor Nubla se incorpora al Cuarteto de Improvisación Libre y, tras estrenar en Montpéllier su primera performance culinaria, milita en el Cuarteto Albano y en Secreto Metro (1981). Por su parte Juan Crek lo hace en el Cuarteto ZAP de Saxofones, dirigido por Jaume Fargas. Ambos siguen conectados sin embargo a la par que se abren a colaboraciones con otros músicos.
Con la creación en mayo de 1982 de una segunda oficina de autodifusión y estudio de grabación, el Laboratorio de Música Desconocida, por parte de Víctor Nubla y Peque Lino, componentes de Secreto Metro, se inicia también una segunda etapa de madurez para el colectivo, continente ahora de un mayor número de agrupaciones musicales: junto a Secreto Metro, Detra's Band 10 (proyecto unipersonal de Juan Crek), Entr'acte... Reaparece el Periódicodenadamásunahoja y siguen intensificando sus relaciones con otras agrupaciones artísticas. Poco después, Antón Ignorant entrará a formar parte de Secreto Metro.
Hacia 1984, tras la entrada en crisis oficialista de las energías renovadoras de la movida underground, se produce una deriva de artistas renegados y público rebelde hacia los terrenos de la experimentación y florecen en el país numerosas iniciativas atentas a los sonidos más vanguardistas del panorama experimental. Se trata en muchos casos de individualidades aisladas y separadas conectadas a un circuito bastante oculto que se comunica mediante una suerte de mail-artismo sonoro donde, tras los velos de la propaganda espectacular que preparaba el PSOE, se escuchaban hervir las ideas. Lo interesante de este circuito postal es que no conoce fronteras. Al realizar intercambios directos de materiales e ideas con otras entidades activas fuera de nuestro país, esta comunidad estética se manifiesta mucho más capaz de estar informada por tendencias, actitudes y propuestas artísticas que el circuito visible y comerciable. Algunas de estas publicaciones, como Necronomicón, de la cual reproducimos una página tramada por Víctor Nubla en su número 4, convirtieron a Puertollano en un foco de distribución de vanguardia sonora a escala internacional.
El Laboratorio tomó parte activa en este movimiento aportando colaboraciones de algunos de sus miembros en numerosos proyectos nacionales e intemacionales o reciclando el material de Macromassa. Ya con sabor a leyenda, el sello "A" de Madrid reedita "Darlia Microtónica" y Juan Crek y Víctor Nubla preparan la reaparición. De esta época datan también sus primeras incursiones en las artes gráficas: pintura, electrografía, videoinstalaciones y todo tipo de proyectos intermedia.
Macrornassa renace con motivo de la presentación del nº 1 de la revista Artics en el Bar Universal en octubre de 1985. Algo ha cambiado en ellos: ya no estamos frente a un grupo epatante y underground pertrechado tras cortinas de sonido, sino ante músicos que han madurado sin asimilar los cánones, pero adquiriendo una versatilidad que les capacita objetivamente para buscar líneas sonoras propias. Tampoco es la música la única inquietud de sus componentes, sino que sus trabajos plásticos, audiovisuales y literarios tienen entidad propia e interaccionan fértilmente con el hecho musical. Las grabaciones se suceden (El regreso a las botellas de Papá Nódulus, Macromissa, Espejo Rapidisimo Qinquen) y la creatividad de Víctor Nubla y de Juan Crek comienza a ser requerida por todas partes para ambientar todo tipo de proyectos visuales (destaquemos, entre todos ellos, los trabajos realizados por Nubla para diversos videos y coreograflas contemporáneos como VIANANTS y la regular actividad con Xavier Manubens realizando para sus instalaciones piezas sonoras simbióticas), incluso desde instancias oficiales.
Para la pujante economía española todo es aprovechable en el paisaje estético, con el fin de ofrecer al mundo una imagen de vanguardia cultural y creatividad sin límites tras la agotada y banal movida madrileña. La capitalidad cultural de Madrid llega extemporáneamente y los focos de radiación cultural se trasladan a las autonomías. Las ofertas de integración llegan por todas partes, sobre todo para entidades que, como Macromassa, habían demostrado ya su solidez y profesionalidad. Los olvidados del programa estético se convertían en entrada consuetudinaria en los folletos. Allí viéramos a LA FURA DELS BAUS avenirse a inaugurar estéticamente los Juegos Olímpicos de Barcelona con un montaje ebrio de espectacularidad, aunque exento de sus habituales esquemas provocadores; o escucháramos a un grupo pop e intrascendente llamado ZONA GRAY levantado mediante subvención municipal sobre las cenizas de la nada menos que BANDA TRAPERA DEL RÍO con Morphy a la cabeza. Los artistas plásticos llenaban pabellones sin que sus gestos más revulsivos rompieran la indiferencia de los mecenas. El espejismo, sin embargo, resultaba absolutamente real, y no hubo artista que no se viese afectado por esta corriente de desarrollismo que influía tan poderosamente en los propios planteamientos estéticos de los creadores o, si no, en sus modos de producción y distribución. La razón era así de sencilla: circulaba el dinero: todo un estímulo a la producción y un freno serio a la creatividad, canalizada ahora hacia "encargos”. Pese a que Macromassa mantuvo un amplio margen de independencia, no dejó de recibir también estos encargos (Fundació "la Caixa", Banda Municipal de Tolosa y de L'Hospitalet, etc.). En noviembre del 88 Macromassa, que había mantenido hasta entonces una línea de autoproducción y colaboración en proyectos de autoedición, firma contrato de management con I.P.S.-Música Inaudita y participa en esa época en numerosos proyectos y gestiones oficiales sin dejar de lado su participación en proyectos independientes. Dicho contrato se romperá en agosto de 1991, momento en que ya se intuía en muchos sectores sociales la frustración del orgasmo interrumpido.
Inmediatamente vemos desplegarse la creatividad de Macromassa. Se consolida el proyecto audioliterario APUSHASHA: Consecución Pérez, largamente gestado, que implicaba toda una creación de un “submundo Pérez” y una “sociedad para el fomento de la Gran Oreja Pérez”. Sale a la luz Los Hechos Pérez, cuya grabación se había realizado antes de la ruptura del contrato con I.P.S.-Música Inaudita, en la independiente barcelonesa G3G, y antes de presentar en Art Futura/92 el espectáculo multimediático APUSHASHA: El punto 3.502, fruto de las sucesivas consecuciones Pérez, ya se encuentran preparando un nuevo proyecto: ZOG (Zumbido Objetivamente Grande).  Pero mientras ZOG toma forma durante 1992 siguen sucediéndose las intervenciones APUSHASHA (Reconstrucción de una gasolinera, El mundo tiene forma de pepino, Cronología rápida de un hecho misterioso) y algunos trabajos con el grupo SUPERELVIS (Anki Toner, Raymon Aimerich y Mete Giráldez). La acumulación de proyectos obliga al grupo a detener la máquina y a dedicarse en exclusiva al proyecto ZOG: secuencias rítmicas y ambientales repetitivas con base jazzística y presencia del saxo marítimo rugoso de Juan Crek y el clarinete erecto de Victor Nubla). La difusión de este concepto atraviesa el año 1993 y acaba con él, en un concierto en la Sala Universal de Barcelona celebrado el 22 de diciembre con la presencia de Mark Cunningham y Anton Ignorant. El disco grabado en directo en los diferentes conciertos ZOG no se coeditaría hasta 1994 entre LMD y 3G3.  Trabajan ahora con un grupo de suscriptores fieles a cada uno de sus proyectos e iniciativas, asegurándose de ese modo la recepción y la providencia mínima (edición de la novela "Los Hechos Pérez" y de números sucesivos del Boletín Electrónico Recreativo, que no ha cesado de editarse desde entonces, exposiciones, instalaciones, poesía, programas de radio, etc.)
Pese a la supuesta arbitrariedad y evidente ambigüedad que Macromassa imprimen a sus definiciones, cada una de estas etiquetas (ZOG, LEM, música suprimo o consecuente) constituyen proyectos diferentes con planteamientos diversos y, a veces, formaciones específicas. Cada concepto requiere una instrumentación, un tratamiento y una puesta en escena. Macromassa, a pesar de llevar más de veinte años inventando el mundo, no se han sometido nunca a su propio personaje, sino que han mantenido viva la inquietud por explorar nuevos conceptos estéticos y por lanzar propuestas cada vez más osadas. A mi entender, ello ha sido posible en los últimos años gracias a su peculiar modo de funcionamiento mediante red de autodistribución e intervención en locales, así como a la sabia y consecuente interacción entre modos de expresión diversos.

 
 

2. De El Organismo Vivo El Engendro (@) (2004)


Macromassa: Los Hechos pérez
Volumen recomendado: El necesario para entender todas las letras y que los vecinos sepan de la existencia de estos desviacionistas culturales (mejor que atruene)
Momento propicio: En una fiesta, pues no hay mejor disco que éste para atentar contra el concepto plastificado de “música de reunión”.

 
Cansados del chimpún cazurro a más no poder que marcaban sin piedad por aquella época (y por ésta) garrulas orquestas de baile propensas a interpretar los éxitos de Georgie Dann en cuanto uno se descuidase, asolando tanto Benidorm como Albalate del Cinca con sus infames repertorios, los fundadores de Macromassa decidieron en 1976 seguir la máxima zappiana que en traducción libre reza “algunos dicen que si vas demasiado lejos no podrás volver a donde están los demás, pero de todas formas merece la pena”; en aquel entonces, con Arias Navarro, el de “Españoles, Franco ha muerto”, presidiendo aún el gobierno, los Macromassa se fueron demasiado lejos y aún hoy, veintiocho años después, no han creído llegada la hora de volver. Parece ser que Juan Crek y Víctor Nubla, los dos inquietos espíritus y redactores de extrañísimos textos escondidos tras ese nombre de diez letras que vínoles a la cabeza al ver caer una copiosa nevada en la carretera nacional nosecuantos entre Cuenca y Teruel allá por febrero de 1976, se alejaban ya a toda velocidad del común de los mortales cuando, habiendo conseguido un concierto en un conocido local de Barcelona, grabaron allí su primer directo,“Darlia microtónica”; el desconcierto del respetable (¿o habría que decir “el canallesco?”) fue tal que de los trescientos individuos presentes al comenzar la actuación sólo dos aguantaron hasta la conclusión de la lluvia de ideas macromassiana.  

Blandiendo saxófonos, sintetizadores y diversa maquinaria de distorsión, así como títulos tan particulares como “Espejo Rapidísimo Qinqén” o “Anteayer nadé en el río con la mayor naturalidad (afortunadamente no andaban por allí los temibles hundidores de cabezas)”, y sufragando su deambular musical gracias al bendito extranjero y a las otrora munificentes instituciones públicas, estos surrealistas berroqueños y recalcitrantes se han mantenido durante dos décadas adelantándose a un tiempo que quizá nunca les alcance; en 1997 declararon Macromassa “en estado latente”, aunque sus textos siguen publicándose en Internet. La mayoría de sus obras, incluyendo por descontado el directo que espantó a doscientas noventa y ocho personas y otras tituladas por ejemplo “El concierto para ir en globo” y “El regreso a las botellas de Papá Nodulus”, están recontradescatalogadas; incluso en el Soulseek es arduo hallar una huella siquiera débilmente marcada del paso de los Macromassa por el orbe. Tras varios días (o semanas, o meses) de paciente búsqueda, la palabra EUREKA es pronunciada en voz más alta que Arquímedes al encontrar este “Los Hechos Pérez”, que en 1992 consiguieron editar sin que ningún defensor del pretendido talento musical de los Cantores de Híspalis los masacrase (claro que, estimados lectores de El Engendro, estamos hablando de aquella edad de oro en que la música latina era considerada propia de analfabetos funcionales).

¿La música? Sus propios autores han desaconsejado cualquier glosa de los sonidos que ellos producen con estas palabras: “La música de Macromassa ha sido definida de muchas maneras y casi ninguna servía para entender de qué se estaba hablando. Algunas eran más ingeniosas y otras menos, pero esas definiciones acostumbraban a dejar en muy buen lugar al que las emitía y por lo general no decían nada que nadie pudiera entender. Así se creó una parte de la leyenda”. Mas El Engendro, al que ya se le acaba el espacio para escribir esta reseña, tendrá que decir algo para que algún lector suyo se anime a disfrutar “Los Hechos Pérez” de los Macromassa como lo hemos disfrutado nosotros. Digamos entonces que los Macromassa son estructuras musicales nacidas del jazz y la música electrónica (la primitiva, no la de baile) y crecidas hasta llegar a lo irreconocible, adornadas con frases del jaez de “estoy en contra de tus pies; con tus zapatos ya no podrás molestarme más” o “destitúyete, absuélvete, disuelve la bifurcación oblicua B1”, enunciadas con la voz tratada para parecer la de un viejo. Sin olvidar “El consecuente aspecto de Geometría”, con su letra con reminiscencias de la Grecia clásica declamada con acento de la tercera edad de Bollullos Par del Condado” (“Er consecuente ahpehto de Jometría”, suena más o menos el título). Y esto es todo lo que puede decir El Engendro, pues ya no nos queda papel y hemos reducido la tipografía hasta el límite de lo ilegible; el resto, como aseveran los propios Macromassa, tendrás que escribirlo tú.

(La página oficial de Macromassa que puede presumir de contarse entre las más surrealistas de toda la red, con enciclopédicos relatos en los que se despliega una imaginación tan exuberante que se diría que caben galaxias en la cabeza de los autores)

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